Espectáculos

Los RollingStores ratifican que son eternos

Madrid.- Cumplieron 40 años de carrera y a muchos ya les pareció que lo de TheRollingStones era cosa del diablo, de ahí quizás la chulería de llegar a los 50 y rematar el nombre de aquella gira con un «y sumando» que en este 2022, con otra década más y otro «tour», no ha hecho sino ratificar que sí, que son eternos.
Porque su música sigue vigente y, en la apertura su gira europea «Sixty» en el Wanda Metropolitano de Madrid, los más de 53 mil asistentes (el aforo completo, según la organización) han vuelto a enloquecer ante MickJagger, Keith Richards y Ron Wood como si la mayor parte de sus temas no llevaran hechos desde hace medio siglo.
Así ha sido con los incendiarios «Paintitblack» o «Sympathyforthedevil», igual con un «Midnightrambler» que no les ha ido a la zaga o, por supuesto, con «(I Can’tGet No) Satisfaction» como remate a dos horas de espectáculo y casi una veintena de cortes en los que ha habido espacio para la sorpresa.
Por si cada «show» suyo no fuese excepcional pese, otras circunstancias hacían de esta una cita única, como que se haya celebrado el mismo día en que el benjamín del grupo cumplía 75 años.
Pero sobre todo porque este es su primer tour en Europa sin Charlie Watts. «Lo echamos mucho de menos», ha subrayado Jagger tras una cascada de imágenes al inicio de la velada que la consagran a la memoria de quien este 2 de junio hubiese estado también de celebración por sus 81 años.
Precisamente una de las grandes incógnitas de la gira recae en el papel de su sustituto a la batería, Steve Jordan, viejo conocido de la banda que ha sabido ensamblarse en un colectivo bien armado con una pequeña sección de viento metal y virtuosos como el teclista ChuckLeavell, exmiembro de los AllmanBrothers.
Ante un directo que suele ser muy pulcro, la otra gran duda era si el recinto respondería acústicamente en la misma medida.
El Wanda Metropolitano era el único estadio que les quedaba por conquistar a Sus Satánicas Majestades en la capital española tras asaltar en su visita previa en 2014 el Santiago Bernabéu y, especialmente, tras el largo romance con el Vicente Calderón desde su primera incursión en 1982, cuando entre rayos y truenos forjaron un vínculo especial con esta ciudad.
El sonido afortunadamente fue una mezcla muy pastosa a una conjunción en la que a veces incluso en las gradas altas se han distinguido detalles, haciendo olvidar parte de los temores a este lugar tan afectado por los rebotes.