Internacionalprincipal

Isabel II sepultada a puerta cerrada en cripta real en capilla de San Jorge

Londres.- El féretro de la reina Isabel fue llevado el lunes a una bóveda del castillo de Windsor, su última morada, luego de un día de incomparable pompa que hizo viajar a líderes de todo el mundo a su funeral y congregó a cientos de miles personas en las calles para despedirse de una venerada monarca.

Los miembros más cercanos de la familia real británica asistieron a una ceremonia a puerta cerrada en la que dieron su último adiós a la soberana, que ha ocupado el trono británico durante las últimas siete décadas, informó la Familia Real en su página web.

El sepelio cierra una jornada histórica para el Reino Unido, en la que cientos de dirigentes mundiales rindieron tributo a Isabel II por la mañana en un gran funeral de Estado en la Abadía de Westminster y decenas de miles de ciudadanos se despidieron de la reina en una procesión en las calles de Londres.

Ya por la tarde, una ceremonia más reducida, a la que asistieron 800 invitados, le rindió tributo en el castillo de Windsor, la residencia donde más tiempo solía pasar la soberana.

Al término de ese servicio, fueron retirados del féretro la Corona Imperial, el orbe y el cetro que fueron símbolo de su reinado desde 1952, y sus restos fueron llevados a la cripta bajo la capilla de San Jorge. La losa de mármol sobre la sepultura de la reina quedó grabada con las palabras: «Elizabeth II: 1926-2022».

En Westminster

En el funeral en Westminster, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, dijo a los presentes que el dolor que sienten tantas personas en Gran Bretaña y en todo el mundo refleja la «vida plena y el servicio amoroso» de la difunta monarca.

«Su difunta majestad declaró en una famosa emisión por su 21 cumpleaños que toda su vida estaría dedicada a servir a la nación y a la Mancomunidad (británica)», dijo. «Pocas veces una promesa se ha cumplido tan bien. Pocos líderes reciben la efusión de amor que hemos visto».

Tras el funeral, su féretro, envuelto en una bandera, fue arrastrado por marineros por las calles de Londres en un carro de artillería, en una de las mayores procesiones militares vistas en Gran Bretaña, en la que participaron miles de miembros de las fuerzas armadas vestidos con galas ceremoniales.

Caminaron al ritmo de la música fúnebre de las bandas de música, mientras de fondo el famoso Big Ben de la ciudad daba las campanadas cada minuto. El rey Carlos y otros miembros de la realeza les siguieron a pie.

El féretro fue llevado desde la Abadía de Westminster hasta el Arco de Wellington antes de pasarlo al automóvil fúnebre que fue trasladado a Windsor.

Entre la multitud que acudió de toda Gran Bretaña, la gente trepaba a las farolas y se subía a las barreras y escaleras para poder ver la procesión real, una de las más grandes de la historia moderna de la capital.

Millones de personas más lo veían por televisión en sus casas en un día festivo declarado para la ocasión.