Operadores contribuyen para la mejora urbana y ambiental
Históricamente han sido los operadores del transporte público quienes han promovido diversas acciones para mejorar el medio ambiente y renovar la flota vehicular, ya que la tendencia de las autoridades se ha encaminado a incrementar la infraestructura para vehículos privados.
Algunas de esas acciones se refieren a la implementación de sistemas de transporte seguros y menos contaminantes, como las siete líneas de Metrobús, el impulso hacia la creación de corredores zonales y la sustitución de microbuses por autobuses nuevos, con tecnologías innovadoras y ecológicas.
Así lo consideró Nicolás Mejía Pedroza, director ejecutivo de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM), quien habló de las premisas para la realización del 15º Congreso Internacional del Transporte “La ruta del cambio al 2030”, nombre adoptado para alinearlo con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los cuales tres atañen al sector: acción por el clima, ciudades sostenibles y energía no contaminante.
Sin embargo, Mejía Pedroza señaló que el esfuerzo de los operadores es anterior a la definición de los ODS, a pesar de que en la actualidad se asume de manera inversa.
En este sentido, explicó que la tendencia de planeación llevada a cabo en la década de los 60, cuando se diseñó la construcción del Sistema de Transporte Colectivo (Metro), cambió en los años 70, cuando se optó por la creación de ejes viales, fundamentalmente enfocados hacia el transporte privado, pero en los años 80 y 90, sin una proyección, se empezó a cambiar modelos y unidades de transporte para complementar la demanda, ante el surgimiento de manchas urbanas ubicadas a largas distancias, que los capitalinos, fundamentalmente de clase baja, comenzaron a formar en los alrededores de la capital, como ciudades dormitorio.
En ese sentido sostuvo que el principal problema de la movilidad en la Ciudad de México (CDMX) es de planeación, no de unidades ni de tecnología, puesto que desde hace 40 años sólo ha existido planeación de coyuntura, no de largo plazo.
En su diagnóstico, Mejía Pedroza agregó que desde la década de los 80, el transporte se presta donde hay demanda, no con el fin de satisfacer un proyecto ordenado de urbanismo.
A mayor demanda y menor capacidad de prestación de servicio, agregó Mejía Pedroza, surgieron muchas modalidades irregulares de transporte: autobuses, camionetas, taxis, servicios particulares, por lo que, para los gobiernos de la época, comenzó el problema del “pirateo”, que resolvieron repartiendo placas para oficializar el servicio y satisfacer una demanda, que correspondía cumplir a las autoridades, pero acabaron ofreciendo los particulares.
El esquema de hombre-camión surgió en aquella época, las rutas comenzaron a brotar por toda la ciudad y los permisionarios comenzaron a adueñarse de la vialidad, ante lo cual las autoridades optaron por regular el servicio, pero más para corregir una conducta, que para promover el desarrollo; se convirtieron en un órgano sancionador, y no en un órgano promovente de la cultura de la prestación del servicio.
En ese sentido, Mejía Pedroza reiteró que los esfuerzos hacia el mejoramiento del medio ambiente y del transporte han provenido en su mayoría de los operadores, en lugar de iniciativas gubernamentales, lo cual será uno de los enfoques principales del próximo 15 Congreso Internacional de Transporte “La ruta del cambio al 2030”, a celebrarse en el Centro Cultural Jaime Torres Bodet.