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España, a la final del futbol olímpico

España sufrió, pero remontó ante Marruecos (1-2) gracias a Fermín López y del revulsivo Juanlu Sánchez en la segunda parte para volver a disputar una final olímpica. La segunda consecutiva tras la de Tokio 2020 en la que se fue con una plata que intentará convertir ahora en oro.

El partido lo empezó ganando Marruecos en las gradas. En la reunión prepartido del domingo se comunicó que el público iba a estar dividido en un 70% para Marruecos y un 30% para España. Fue un porcentaje muy optimista de para los españoles. El rojo y el verde fueron amplia mayoría con alguna bandera de España esporádica en un Vélodrome que no se llenó. Unos 60.000 espectadores de los 67.000 de capacidad máxima.

España supo contemporizar el arranque eléctrico de partido que intentó proponer Marruecos. Y lo hizo con circulación de balón, sin arriesgar en el pase y presionando arriba cuando no tenía el esférico ante un guardameta Munir El Kajoui que demostró no tener buen juego de pies, pero sí de manos; lo más importante en un portero.

Y es que en el minuto 21 detuvo un gran golpeo de Fermín desde 35 metros. El centrocampista del Barcelona quiso repetir la fórmula de su doblete contra Japón, pero esa vez el portero rival sí estuvo acertado.

No sufrían los de Santi Denia las acometidas marroquíes que parecían más de lo que eran por el ambiente generado por su afición.

Sin embargo, los errores se pagan muy caros en la élite. Y ese fue el caso de Pablo Barrios en el minuto 33. El centrocampista del Atlético de Madrid llegó tarde a un balón dividido dentro del área, de espaldas a la portería, impactó en Amir Richardson y el colegiado señaló penalti tras acudir a revisarlo a la pantalla del VAR.

Una decisión que no tomó el uzbeko Ilgiz Tantashev, quien se tuvo que retirar del terreno de juego 20 minutos antes por lesión tras caerle encima Marc Pubill. En su lugar entró el sueco Glenn Nyberg, quien fue el encargado de ratificar el disparo desde los 11 metros.