Alexandro Ortega inició querella por despojo y robo de Cancún Tennis Complex
Cancún Tennis Complex, que desde hace alrededor de 4 años marcó un precedente en el tenis mexicano al constituirse como una empresa que promovía los denominados torneos futuros y por lo tanto, el desarrollo de muchos tenistas nacionales y extranjeros, tanto en la rama varonil como en la femenil, se encuentra hoy sumergido en líos legales, que sin remedio, tendrá que dirimirse en los juzgados, por lo tanto, es pertinente aclarar que no puede operar ni reanudar actividades ni oficial ni furtivamente.
Como se recordará Cancún Tennis Complex, un gran complejo de entrenamiento y que operó como centro para la realización de múltiples torneos ITF, dejó de operar el 30 de septiembre del 2022, por problemas con la Federación Mexicana de Tenis, debido a que ésta incumplió con el compromiso de proporcionar los apoyos por 5,200 dólares que la ITF envía para la realización de cada torneo que reparte 15,000 dólares en premios y que, según el empresario mexicano Alexandro Vinicio Ortega Mejía, supera los 250,000 dólares.
Alexandro Ortega interpuso, el pasado 31 de agosto, ante la Fiscalía General de Justicia de Quintana Roo, una querella formal por los posibles delitos de despojo, daño y robo contra los señores Ernesto Javier Álvarez Sánchez, Francisco Javier Manzanaque Rodríguez y Rogelio Guerrero García.
La historia es la siguiente, según la denuncia a la que Juego, Set y Partido, Tenis Mundo y Tennis White tuvieron acceso:
En marzo del 2016, Ernesto Javier Álvarez Sánchez invitó a Alexandro Ortega a ver unas propiedades (tres lotes) en Cancún donde había una palapa vieja, además de área de dormitorios, una cocina y una área de juegos, todas destruidas, dos canchas de tenis construidas incorrectamente y 6 habitaciones en obra negra, con el propósito de iniciar un proyecto conjunto para formar una academia de tenis de alto rendimiento, situación que se hizo oficial el 7 de octubre del mismo año cuando firmaron un contrato de asociación en participación.
En ese contrato se acordó que Alexandro Ortega operaría la academia, con el control total de la administración, la tienda de deportes, la contratación de personal, asignación de sueldos del personal, operación de cafetería y restaurante y que Ernesto Álvarez aportaría el usufructo del inmueble. El trato ofrecía distribuir las utilidades al 50 por ciento, previo pago a Alexandro Ortega del 100 por ciento de la inversión y que la duración del contrato sería de 15 años, es decir hasta el 2032.
Con base en este contrato, se realizaron reformas y construcciones dentro de la propiedad, entre los que sobresalen un edificio de dos niveles para área administrativa con mobiliario, la demolición de las dos canchas debido a su deficiente construcción, seguida de la construcción de seis nuevas canchas. Se modificó el proyecto habitacional y se construyeron 20 habitaciones equipadas, además se remodelaron las que estaban frente a la palapa; se construyó un módulo completo con auditorio audiovisual y butacas para 100 personas, nueva área de juegos, un área de cocina y restaurante para 150 personas, una cocina industrial equipada, cámara de refrigeración para almacén de cocina, área de consultorio y área de salón para árbitros. A este complejo, que abrió en el 2017, se le denominó Cancún Tennis Academy, pero desafortunadamente operó con pérdidas.
Para generar mayores ingresos, Ortega Mejía decidió comprar otros terrenos frente a la propiedad original y construir nuevas instalaciones: un complejo hotelero de 45 habitaciones, área de gimnasio, comida rápida, lobby y recepción y entonces se le llamó Cancún Tennis Complex, por lo que negoció la hospitalidad y organización de torneos nacionales e internacionales.
El año pasado, Ernesto Álvarez le informó a Alexandro Ortega, que él y sus socios deseaban vender sus terrenos. Hubo diversas reuniones, Alexandro Ortega expresó su deseo de comprar los terrenos o vender el proyecto completo, aunque no llegaron a un acuerdo.
El empresario Ortega recibió un mensaje, vía WhatsApp del abogado Roberto Aparicio, expresando que había sido contratado por Rogelio Guerrero para negociar de manera pacífica la forma de terminar la relación con el propio Ortega, aduciendo que él no había participado en los acuerdos entre Ortega y Álvarez.
Ortega se reunió con dicho abogado el 18 de mayo de 2023 y le informó que había mandado hacer algunos avalúos y pidió sirvieran como base para negociar la compra, por parte de la empresa, de los terrenos de Álvarez, Manzanaque y Guerrero. Los avalúos se los hizo llegar al abogado Aparicio el 26 de mayo y ofreció pagar 8 millones de pesos por los terrenos en cuestión, valor muy por encima del que en realidad tienen. En el estira y afloja, Ortega accede a pagar 10 millones de pesos, 4.5 millones en efectivo y 5.5 millones de pesos mediante la construcción y posterior permuta de una casa en Residencial Arbolada. Vino otra negativa y la exigencia que se pagaran 6 millones de pesos en efectivo para liquidar a los tres, nuevamente Alexandro Ortega accede, para lo cual el abogado preparó una carta de intención que le envió a Ortega, con los diversos pagos, las escrituras de los tres lotes y los proyectos de contrato de promesa de compraventa y propuso cerrar la operación el día 23 de agosto y comenzar a pagar el día 25 del mismo mes. Al final se acordó firmar el documento el 25 de agosto y comenzar los pagos el 11 de septiembre pasado.
El 21 de agosto, Roberto Aparicio le informa a Ortega, vía WhatsApp, que había unas personas (del norte del país) interesadas en adquirir el complejo y que querían conocer las instalaciones, Ortega accede a permitirles el ingreso el 22 de agosto y otros más regresaron al siguiente día, acompañados por Ernesto Álvarez.
El día 24 de agosto, el propio Aparicio le envió otro mensaje a Ortega, informándole que ya habían vendido los predios y que esas personas estaban interesadas en comprar también el terreno de Alexandro Ortega, pero ese mismo día, alrededor de las 19:30 horas, entraron al complejo un grupo de personas armadas en tres camionetas, sometieron al velador, lo privaron de su libertad durante algunas horas, le quitaron su celular y le tomaron fotos y vino la consecuente amenaza en caso de presentar denuncia. Así se apropiaron de la mitad del complejo.
Un día después el abogado Aparicio llamó por teléfono a Ortega para informarle que ya tenían la posesión del complejo y que se abstuviera de cualquier iniciativa por recuperarlo.
Alexandro Ortega, un empresario que quiso apostar su dinero para desarrollar al tenis se ha visto, primero engañado y estafado, pues el dinero de la ITF nunca le llegó y ahora se le quiere despojar de su inversión. Vivales hay muchos en todas partes, pero en el tenis, un deporte que siempre exaltamos por formar “buenas personas”, es francamente deleznable.
Se habla que hay por ahí algunos personajes tratando de contratar personal, con la promesa que el complejo de tenis abrirá próximamente, lo cual es falso, pues el asunto en tribunales pinta para resolverse a largo plazo.