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Layda Sansores puso a Campeche de cabeza

Francisco Javier Vázquez Burgos

Debo admitir que, aunque nunca consideré a morena una opción de gobierno en Campeche, cuando ganaron la gubernatura de Campeche pasó por mi mente que los otros partidos en el poder habían  abusado y que el cambio podría traer algo  bueno, que era  imposible que  Layda y su gobierno gobernaran peor que los que se  iban, pues era evidente el afán que ella tenía  de  ganar  Campeche, y de manera ingenua pensé que ella quería el triunfo para dejar huella, demostrar  cómo se puede gobernar bien, hacer mejor las cosas, ayudar a  que crezca un pueblo, y para mí eso explicaba el afán de Layda, pero yo estaba equivocado, a Layda la guiaba el capricho, la ambición, ni una actitud positiva, venía en lo que  ella cree que será su último cargo, por su edad, a rapiñar, a lastimar a quienes ella cree que son sus enemigos, cuando solamente  son sus adversarios políticos, y hay que decirlo, la actitud de Layda ya es impropia de una personan  que está bien de la cabeza, no hay otra explicación para tanta maldad, ineficiencia, deshonestidad, pillería.

En días pasados seis mil campechanos tomaron las calles y pidieron la renuncia de Layda y de la jefa de la policía, Marcela, a quienes se les acusa de corrupción, ineptitud lo que ha permitido que crezca la delincuencia, y hasta se sospecha de componendas con la mafia, confirmando con esa masa que tomó las calles que el sentir generalizado en Campeche es de rechazo a morena, y con justas razones.

Si analizamos la gestión de Layda no tiene manera de justificar los casi 700 mil millones de pesos que ha ejercido en estos tres años de gobierno, no hay obras significativas, no hay escuelas u hospitales nuevos, la cultura se abandonó; las obras que se realizan son pequeñas e intrascendentes con precios elevados, ganan los concursos o se asignan de manera directa a amigos de ella o del secretario de Gobierno, hay concursos donde han ganado otros empresarios y les dicen que renuncien a ellas  o los vetan  para siempre, esa  es la amenaza.

Otra señal inequívoca de la afectación  emocional de Layda  es su odio contra  los mandos medios de origen campechano, a todos los  ligó a partidos y  el despido fue  la moda, el hostigamiento, más horas de  labor, menos salario, menos prestaciones, más responsabilidades y un mal ambiente de trabajo propiciado por todos los foráneos que trajo de la Ciudad de México y de otras entidades, hay que decirlo, la mayoría con historiales  criminales, como la contralora, o como el dirigente de morena, la primera vinculada  como una persona que daba  información a los grupos criminales y el otro ligado a personas que dirigían el narcomenudeo en Álvaro Obregón, donde Layda era delegada.

Aquí cabe un comentario, escuchaba a muchos amigos profesionistas de diversas instituciones estar convencidos de que con Layda  sus salarios serían mejores, de que habría más posibilidades de ascender, porque en los tiempos del PRI todos los cargos de jefes y los buenos sueldos eran sólo para los amigos, lo que es cierto, fue un tremendo error no darle oportunidad de crecer a los empleados buenos y experimentados,  de acceder a esos cargos  de jefe,  ahora cuando platico con ellos  dicen que nunca imaginaron el nivel de locura  de la gobernadora,  nunca les pasó  por la mente  que pudiera haber  tantas afectaciones, y reconocen que se equivocaron, que con Layda están peor que nunca, que les bajan el nivel, el salario, los obligan a ir los domingos a  los eventos de morena, que todos los cargos  de jefes  se otorgan a  foráneos porque ellos concluye el sexenio y se van, en cambio los campechanos cuentan todas las irregularidades.

No vamos a analizar el gobierno de Layda, simplemente diremos que de principio a fin, todo apunto que es una decepción, pero sí  hablaremos de un tema que es imposible evitar en estos momentos, el de la seguridad, y no porque queramos sacarlo a colación por  idea propia, sino por lo que está pasando en estos momentos con la policía de Campeche, y hay que decirlo con el comportamiento del delito, todos vemos, todos somos testigos que el crimen en Campeche se incrementó  y todos sospechamos que la delincuencia vino de la mano de la jefa de la policía, de muy malos antecedentes.

La idea que Marcelita es una mafiosa se refuerza porque, a un servidor, gentes de Michoacán que me tope en México que al enterarse de que era de Campeche me dijeron cuídense de esa Marcela, va a ir a vender la plaza.

Pensé que locos, no les presté atención, quien sabe que le sabían, la verdad no lo creí, pero el tiempo les dio la razón, con Marcela llegó el asesinato a Campeche, dicen que todo se trata de que los que venden droga ahora tienen que vender droga de otros grupos, que al parecer y así se lo han dicho ya a algunos taxistas, tienen arreglos con la autoridad en ese estado.

Además un taxista de Campeche me contó que un tipo que lo abordó y le dijo que si no quería ganar más dinero, el taxista le dijo que sí, pero cuando preguntó qué es lo que tenía que hacer el taxista ya no quiso, le dijo al mafioso que aunque  gana poco con eso le daba,  a lo que el mafioso respondió que no tuviera miedo, que la droga  que van a tirar en Campeche  va a tener marca y están arreglados con la autoridad, no sabemos si se refiere a la gobernadora o a la jefa de la policía  o a los federales, ni idea a que se refieren, aun así, con la oferta de protección,  me contó el taxista que rechazo la propuesta, lo que no le cayó en gracia al mafioso, y le dijo, ahora  les estamos invitando, luego los vamos a obligar como hacemos en Quintana Roo.

Aunado al incremento del delito con violencia en la entidad de las murallas, hoy surgen nuevos problemas, y no me refiero al delito  de odio que comete  Marcela al hostigar a los repartidores en moto, sino a un problema que surgió al interior  de la misma policía,  quisieron hacer un operativo para acabar con quien controla la venta de droga en el penal porque  quieren cambiar de proveedor, así que enviaron a decenas de policías engañados, teniendo al frente a mujeres, y lo que sucedió en la prisión fue un desastre, se habla  de un muerto, de heridos de gravedad y hasta de tocamientos a las damas.

Detrás de este desastre, aunado a las sospechas de vínculos con la mafia, surgieron más cosas malas en la policía de Campeche, por ejemplo encontraron un centro de espionaje, habrá que investigar a quiénes espiaban,  pero finalmente no va a pasar nada, Layda  protege toda ese desastre, pero hay más, salieron a relucir malos manejos financieros, y es  que tiene un presupuesto de siete mil millones de pesos la Secretaría de Seguridad y nadie sabe dónde está ese dinero o en qué se invirtió, también  quedó de manifiesto que compran uniformes, botas, todo de mala calidad, pero lo cobran como si fuera ropa de marca; hay que ver  cómo anda el tema en la adquisición de armas, se traen una fiesta con el dinero de seguridad, y además no aparecen las patrullas que tanto presumen que adquirieron, los beneficios que dijeron que iban a tener los policías, que los iban a dignificar, pues nomás no se ven por ninguna parte, con excepción de la jefa de la policía que se le observa paseando en yates de lujo con toda la parentela o recorriendo Europa.

Nadie entiende, pese al rechazo generalizado de la sociedad a la jefa de la policía, Marcela, porque Layda la protege y se aferran al poder, nos preguntamos si será que ya vendieron la plaza y ahora simplemente no pueden echarse para atrás.

Layda debe explicarle, con seriedad, no con sus payasadas y ridiculeces, a los campechanos que está pasando, porque defiende a la jefa de la Policía, son cómplices, Marcela obedece órdenes de Layda,  saquea a petición de la gobernadora, esconde el caso de ejecuciones por voluntad propia, y yo diría que en efecto, Marcela no debe sólo renunciar  a la policía, debe  ser investigada y sujeta a las leyes por todas sus irregularidades, sería interesante hasta donde llegan las  complicidades con la pelirroja.