El Salvador se prepara para otro periodo de Bukele como presidente
San Salvador.- El Salvador se prepara para un nuevo Gobierno de Nayib Bukele, quien cosechó una aplastante victoria frente a los candidatos de la oposición el domingo, asegurándose así el mandato en el período 2024-2029, en la que supone la primera reelección presidencial desde que el país centroamericano dejó una dictadura militar y a pesar de la prohibición constitucional.
Tras una jornada marcada por el rompimiento del silencio electoral por Bukele, señalamientos de irregularidades, el fallo en la transmisión de datos y agresiones contra la prensa, el mandatario deberá esperar hasta 1 de junio próximo para retomar el poder, al menos oficialmente.
El Congreso, de amplía mayoría oficialista, le dio una licencia de seis meses que termina el 30 de mayo, mientras que sus funciones de gobernante las ha asumido la encargada del despacho presidencial.
Después de una conferencia y un discurso en el que se autoproclamó ganador, Bukele no ha dicho más que a El Salvador le sigue una etapa de «prosperidad» tras arrancar el cáncer de las pandillas. Se desconoce si hará ajustes en su gabinete o lanzará alguna nueva política en la brevedad.
Sin decir si buscaría o no un tercer mandato, Bukele sostuvo el domingo que El Salvador no necesita una reforma constitucional que incluya la reelección indefinida.
De acuerdo con Bukele, de 42 años y empresario de la publicidad, sus cuentas apuntan a que además de tener un porcentaje de votos, aún sin confirmar, del 85 %, el partido Nuevas Ideas (NI) tendría al menos 58 de 60 diputados.
Nuevamente, como en 2021, supera la supermayoría de legisladores. Esto le permite al partido oficial elegir a magistrados de la Corte Suprema, fiscal general, procurador de Derechos Humanos, magistrados de la Corte de Cuentas, procurador general y comisionados del Instituto de Acceso a la Información Pública.
En el Congreso actual, que está formado por 84 diputados, la oposición tiene un 20 % de los escaños y en la nueva legislatura, que será de 60 tras una reforma promovida por Bukele, tendría el 3 %.
En El Salvador, el consenso entre analistas, críticos, académicos y activistas es que Bukele impone sus decisiones sobre los órganos Legislativo y Judicial, lo que se extendería por 5 años más.
Para Eduardo Escobar, director de la organización Acción Ciudadana, la última instancia de control en la que le podría quedar espacio a la oposición es el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
La legislación salvadoreña le otorga la presidencia del TSE al partido ganador de las presidenciales, dos magistrados al segundo y tercer lugar y dos más a la Corte Suprema de Justicia. Si bien los representantes son propuestos por los partidos, es el Congreso quien los vota.
A juicio de Escobar, con la consolidación del escrutinio final de las elecciones, «lo que se puede prever es el establecimiento de un sistema de partido hegemónico».
«Eso va aparejado con la ratificación y fortalecimiento de un sistema autoritario en tránsito a una dictadura», a juicio del analista, que indicó que son «pocas cosas las que faltan», entre las que mencionó reformas a la Constitución «a la medida del oficialismo», reelección indefinida del presidente, la «supresión violenta de la sociedad civil» y la libertad de prensa.