Escocia, Gales e Irlanda del Norte proclaman formalmente a Carlos III como rey
Las capitales de Escocia, Gales e Irlanda del Norte han sido escenario ayer domingo de la proclamación formal de Carlos III como rey de todo Reino Unido, después del acto inicial que tuvo lugar el sábado en Londres en presencia de las autoridades del país.
Ese primer texto leído en el territorio de Inglaterra, donde se constata la muerte el pasado jueves de Isabel II y su sucesión por su primogénito, es el mismo que se ha leído hoy en las ceremonias públicas en las otras tres naciones del Reino Unido, que han estado igualmente acompañadas de desfiles militares y salvas de cañón.
La lectura protocolaria de la proclamación en Edimburgo, Cardiff y Belfast ha concluido con el ‘Dios salve al rey’. También se han disparado 21 salvas de cañón en homenaje al nuevo monarca, que heredó el trono el jueves.
El protocolo para los próximos días establece visitas de Carlos III a todos los territorios británicos. El lunes viajará a Edimburgo, ciudad donde reposarán desde este domingo los restos de su difunta madre, fallecida en la residencia oficial de Balmoral (Escocia).
El nuevo rey viajará el martes a la capital de Irlanda del Norte, mientras que el viernes se desplazará a la de Gales. El funeral de Estado no está previsto hasta el lunes siguiente, el día 19, y tendrá lugar en la abadía de Westminster, en Londres.
Llegó el féretro a Edimburgo
El cortejo fúnebre con los restos mortales de la reina Isabel II entró en Edimburgo, capital de Escocia, donde fue recibido por una gran multitud congregada en el centro histórico de la ciudad.
El coche con el ataúd de la soberana había salido esta mañana del castillo de Balmoral (en el noreste de Escocia), donde la reina murió a los 96 años, para iniciar un recorrido de unos 200 kilómetros hasta la residencia real de Holyroodhouse, en Edimburgo, donde el féretro permanecerá hasta mañana, lunes.
Miles de personas se congregaron con banderas a lo largo del trayecto para aplaudir al paso del coche fúnebre, acompañado por detrás por el vehículo en el que viajaba la hija de Isabel II, la princesa Ana, y el marido de ésta, Tim Laurence.