La Primer Ministra británica presenta su renuncia
Londres.- Liz Truss anunció ayer su dimisión como primera ministra británica a sólo seis semanas de su nombramiento, derribada por un programa económico que hizo temblar los mercados financieros el mes pasado y dividió a su Partido Conservador.
En la puerta de su despacho del número 10 de Downing Street, Truss aceptó que no podía cumplir las promesas que hizo cuando se presentó como candidata a líder del Partido Conservador, al haber perdido la confianza de sus compañeros.
Truss, quien había dicho el miércoles que era una «luchadora y que no se rendía», declaró a la multitud de periodistas reunidos en Downing Street que se había dado cuenta de que no podía seguir cumpliendo las promesas que le hicieron ganar el liderazgo conservador.
«Por lo tanto, he hablado con su majestad el rey para notificarle que dimito como líder del Partido Conservador», dijo Truss, que estuvo acompañada únicamente por su marido, con la notable ausencia de sus asesores y ministros leales.
El viernes 28 de octubre habrá una nueva elección de liderazgo conservador. Entre los que se espera que se presenten figuran el exministro de Finanzas Rishi Sunak y Penny Mordaunt, exministra de Defensa.
Jeremy Hunt, el hombre que entró al Gobierno para rescatar las finanzas públicas, ya se ha descartado.
Se espera que los miembros del partido y los legisladores conservadores tengan voz y voto en la votación.
Una encuesta realizada a principios de esta semana mostró que la mayoría de los conservadores querían que el ex primer ministro Boris Johnson -que fue expulsado de Downing Street en julio- regrese.
No está previsto que Gran Bretaña celebre elecciones nacionales hasta dentro de dos años. Las apuestas sitúan a Sunak como favorito, por delante de Mordaunt y Johnson.
Truss se convertirá en la primera ministra que menos tiempo ha estado en el cargo en la historia del Reino Unido, un récord que tenía George Canning, que duró 119 días en el cargo en 1827, y que murió en el cargo.
«Reconozco sin embargo que, dada la situación, no puedo cumplir con el mandato por el que fui elegida por el Partido Conservador», dijo al anunciar su renuncia.
Antes, dirigentes del Partido Conservador se habían reunido en Downing Street, mientras crecía el número de sus propios legisladores le pedían que dimitiera.
Nombrada el 6 de septiembre, Truss se vio obligada a despedir a su ministro de Economía y aliado político más cercano, Kwasi Kwarteng, y a abandonar casi todo su programa económico después de que sus planes de grandes recortes fiscales sin financiación hicieron caer la libra y los bonos británicos. Sus índices de aprobación y los de su Partido Conservador se desplomaron.
Truss había perdido el miércoles al segundo de los cuatro ministros más importantes del Gobierno y se enfrentó a burlas cuando intentó defender su historial ante el Parlamento. Además, sus legisladores pelearon abiertamente por la política, lo que ahondó la sensación de caos en Westminster.
El nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, se apresura ahora a encontrar decenas de miles de millones de libras de recortes de gastos para tratar de tranquilizar a los inversores y restablecer la reputación fiscal del Reino Unido, mientras la economía se encamina a una recesión, con la inflación en el nivel más alto de los últimos 40 años.
En funciones hasta la próxima semana
Truss se hallaba en la cuerda floja desde que el pasado 23 de septiembre, la presentación de su plan fiscal, con una masiva bajada de impuestos, había sembrado el caos en los mercados y despertado la desconfianza en la economía británica.
Tras conocerse la dimisión, el líder laborista, Keir Starmer, en la oposición, exigió la convocatoria de elecciones generales. «El Partido Conservador ha demostrado que ya no tiene mandato para gobernar. Después de 12 años de fracaso conservador, el pueblo británico se merece algo mucho mejor que esta puerta giratoria del caos», afirmó Starmer. La dirigente escocesa Nicola Sturgeon poco después pidió lo mismo.