Internacionalprincipal

Gran desafío enfrenta gobernador de California por arresto y envío de GN

Se encienden las luces ámbar en ámbito político y social de los Estados Unidos, después de que el mandatario Donald Trump y el gobernador de California Gavin Newsom, mantienen una tensa relación sobre las protestas contra las políticas migratorias de la Casa Blanca que han sacudido Los Ángeles desde el fin de semana.

De acuerdo a los espacios de la cadena BBC News la  tensión escaló a un nuevo nivel tras el despliegue el domingo de la Guardia Nacional sin el consentimiento del gobierno californiano, la medida ordenada por Trump en respuesta a las protestas contra las redadas migratorias del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), fue calificada como «ilegal y provocadora» por Newsom, quien demandó a la administración federal.

Mientras el jefe de Estado estadounidense declaró que el gobernador de California debería ser arrestado por «obstrucción», a lo que este le respondió desafiándole a que lo hiciera, la misión de la Guardia Nacional se limita a proteger a los agentes destinados a contener las manifestaciones.

La televisora destacó que la disputa gira en torno al uso del Título 10, una disposición legal que permite al presidente federalizar tropas de la Guardia Nacional bajo ciertas condiciones. En esta ocasión, el magnate presidente Donald Trump la invocó para tomar control directo de las fuerzas de seguridad enviadas al sur de California.

Pese a que el despliegue se limitó oficialmente a tareas de protección de agentes federales, la presencia militar en las calles de Los Ángeles ha generado preocupación y críticas de autoridades locales, juristas y activistas. Alrededor de 2 mil efectivos de la Guardia Nacional comenzaron a movilizarse en puntos estratégicos de Los Ángeles este domingo tras varios días de protestas contra las redadas migratorias del ICE en barrios de mayoría latina.

El presidente Donald Trump los desplegó invocando el Título 10 del Código de Estados Unidos sobre Servicios Armados para federalizarlos y colocarlos bajo su mando directo sin la aprobación de Gavin Newsom, en circunstancias normales los gobernadores conservan el control de sus respectivas unidades de la Guardia Nacional, incluso cuando estas reciben fondos federales. Sin embargo, el Título 10 permite al presidente asumir el mando en casos excepcionales, como una rebelión o cuando no se puedan hacer cumplir las leyes federales.

Mientras en el despacho del gobernador se insiste en que Donald Trump no invocó la Ley de Insurrección -una vía legal más clara para este tipo de despliegues- lo que ha generado dudas sobre la legalidad de la maniobra. Las tropas no participan directamente en tareas de control de manifestantes ni en detenciones, sino que brindan apoyo a agentes federales.

Para analistas políticos esta función de protección conlleva riesgos, ya que los soldados podrían verse involucrados en el uso de la fuerza, el despliegue de la Guardia Nacional en Los Ángeles dio paso a una escalada de la tensión entre Trump y Newsom, que se vieron inmersos en un choque político y personal con declaraciones cruzadas y amenazas subidas de tono. Trump sugirió que Newsom debería ser arrestado por oponerse a las medidas federales, “lo haría si fuera Tom. Creo que sería genial… Ha hecho un trabajo terrible», en alusión a su zar fronterizo Tom Homan

Homan había advertido previamente en un espacio de la cadena Fox News que «ningún funcionario está por encima de la ley», y que quienes interfirieran con la aplicación de la ley migratoria podrían enfrentar cargos por obstrucción a la justicia. Newsom respondió con una desafiante publicación en la red social X: «Arréstame. Terminemos con esto, tipo duro».

Newson en contraparte desafío a la amenaza de Trump, “el presidente de Estados Unidos acaba de pedir el arresto de un gobernador en funciones. Este es un día que esperaba no ver en Estados Unidos… Es una línea que no podemos cruzar como nación».

Después del cruce de declaraciones la vocera de la Casa Blanca Karoline Leavitt, acusó a Newsom de haber actuado con desidia ante los disturbios en Los Ángeles, y argumentó que «funcionarios federales fueron atacados por radicales violentos y criminales ilegales». El mandatario americano intensificó su retórica al calificar de «insurrectos y agitadores profesionales» a los manifestantes, de quienes dijo que «deberían estar en la cárcel».

En declaraciones recogidas por medios estadounidenses, el presidente reiteró en que su decisión de enviar tropas había sido «excelente», y llamó «desagradecidos» a Newsom y a la alcaldesa de Los Ángeles Karen Bass, por criticar una medida que a su juicio evitó que la ciudad fuera «completamente destruida».

Bass también intervino públicamente en el conflicto: en una entrevista con la cadena CNN pidió al gobierno federal «bajar el tono» y que las redadas migratorias que desencadenaron las protestas son «una receta para el caos completamente innecesaria».

El gobierno de California ha presentado una demanda contra la Casa Blanca y advirtió que el decreto presidencial podría sentar un precedente para futuras intervenciones en otros estados, “esto es exactamente lo que Trump quería (…) Ahora podrá hacer lo mismo en cualquier parte del país», aseguró el gobernador Newsom en su cuenta de X.

Enfatizó, «todo gobernador ya sea republicano o demócrata, debería rechazar este escandaloso exceso». El pulso entre Trump y Newsom no solo refleja una disputa sobre competencias, sino también una pugna entre dos visiones políticas opuestas, con un trasfondo más amplio que venía gestándose desde hace años.

En el caso de Newsom figura destacada dentro del Partido Demócrata, algunos analistas señalan que la actual crisis le ofrece una oportunidad de reforzar su perfil nacional al plantarle cara al presidente de Estados Unidos.